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Se acabaron las rebajas continuas.
ENE 2018

Los Periodos de REBAJAS Deberían volver a antes de la Ley 2012

Se acabaron las rebajas
Los Periodos de REBAJAS Deberían volver a antes de la Ley 2012

Se acabaron las rebajas y ha comenzado el periodo de rebajas continuas, se fomenta la competencia desleal y muerte al comercio tradicional.
Este podría ser el titular de una " crónica de una muerte anunciada del comercio
En la Asociación de Comerciantes del Casco Viejo de Santander, hemos recibido de nuestros socios en diferentes puntos, una serie de inquietudes y problemas referentes a las consecuencias de la liberalización de los periodos de rebajas.
Como las inquietudes detectadas son comunes y de la misma naturaleza, nos tenemos que hacer eco de ellas y por este comunicado solicitamos con urgencia un nuevo análisis de las consecuencias de esta Ley, unas conclusiones de las mismas y una modificación acorde con los movimientos comerciales que en estos últimos años se han ido produciendo y que requiere una nueva regulación.
Entendemos que la competencia desleal, el ciberespacio y las importaciones sin normativa ni aranceles, está llevando al tejido comercial a la banca rota. Independientemente que en estos últimos 5 años se ha visto que paulatinamente ha ido agravándose la situación haciéndose la competencia imposible para el pequeño comercio.
Desde esta Asociación proclamamos nuestro interés, no solo por el comercio sino también por mantener y proteger un estilo de vida. Este estilo de vida lo vivimos a diario en los barrios, en los centros de nuestras ciudades  históricas y con esencia, Tenemos que proteger nuestra esencia, vivimos en España y en Europa y nuestro estilo de vida nos gusta y no tiene nada que ver ni con Asia ni con EEUU. De este estilo de vida hace parte importante el comercio de los centros de las ciudades, que marcan lugares de convivencia junto con la cultura y la hostelería, en el municipio.
Llevamos en estos últimos años padeciendo los desastres de la liberalización de los periodos de rebajas. Desde el 2012 que sacaron la nueva ley, la falta de normativa ha provocado dos reacciones de proporciones que todavía no han acabado de trascender porque en cada periodo comercial se hace más difícil la consecución de objetivos en el pequeño y mediano comercio. No hace falta más que pasear por cada calle de nuestras localidades para ver persianas de comercios de toda la vida cerradas. En otros tiempos existían normativas que regulaban la competencia desleal, cuando las empresas jugaban con normas que no estaban en el juego. Las normas propician un comercio sostenible, con igualdad de oportunidades, una oferta de calidad garantizada y un empleo con salarios que mantengan el estado de bienestar de acuerdo con la sociedad en que vivimos. Toda esta falta de normativa ha propiciado la compra de producto a precio mínimo, imposible de fabricar en proximidad con la consecuencia de ruina productiva y pérdida de empleo.
  La compra de producto en grandes lotes, solo asumible por las grandes cadenas, conlleva unos costes negociables que el pequeño comercio, no puede concurrir, y del cual los grandes se benefician.
La rotación de producto en las grandes compañías con amplitud de centros de distribución y venta, facilitan que la oferta sea más variada y la venta más fácil.
En las rebajas o periodos de promociones hay más oportunidades de poder sacar el almacenaje para mejorar al pequeño comercio frente a la crisis, no ha hecho más que empobrecerlo y arruinarlo en favor de las grandes cadenas comerciales y las franquicias.
 Otra consecuencia muy difícil de reparar es la educación del consumidor actual, a que se mueva solo por el impulso de la rebaja y no por un consumo necesario, ni de calidad-precio y mucho menos de excelencia. Nos han acostumbrado a buscar rebaja como primera premisa para la compra. Con ello, y muy inteligentemente, han abastecido sin arruinarnos, nuestro afán consumista. Ese consumismo alimentado constantemente y sin darnos cuenta, que nos entra por los poros y que hace falta ser muy fuerte para resistirse.
Nos sentamos muy cansados en el sofá, demasiado trabajo mal pagado y digerimos lo que nos envían, sin posibilidades de tamizar los mensajes. Somos víctimas indefensas de la promoción del consumismo.
En este orden de cosas, con las políticas de los low cost y las rebajas todo el año, los márgenes de beneficio no pueden llegar para mantener unas cuentas saneadas en las que, como premisas haya que llegar a un PVP competitivo y a lidiar con la dictadura de la competencia, en rebajas, de las grandes compañías.
El pequeño comercio se tiene que obligar también para poder sobrevivir a la compra del producto a bajo precio y con ello seguimos en una cadena de empobrecimiento y miseria, únicamente comparable al poder adquisitivo de la mayoría de la población de trabajo inseguro y mal pagado.
Y todo esto no está generando más que una espiral peligrosa en la que únicamente los grandes negocios, cadenas comerciales o franquicias salen beneficiados.
Por parte de los pequeños negocios, solo les queda esperar a que se agoten sus fuerzas económicas o que el tiempo les dé generosamente su pensión bien merecida y vayan a engrosar esa cantidad de personas no productivas y que tienen que abastecer sus necesidades.
Y por parte de los consumidores, también con sus necesidades y necesitados de trabajo, no lo encontraran justamente remunerado porque la pequeña y mediana empresa no puede sobrevivir.

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